Amparito Quintero:
eres, cual celestial lucero,
qué ha iluminado mi sendero,
en mis momentos de agonía.
Llegaste a mi vida un día,
cuando más lo necesitaba; iluminando mi vida ,
cuando casi, agonizaba.
A ese hermoso lucero, lo llevo en mi corazón;
pués cuando casi me muero,
fué mi luz de salvación.
Eternamente agradecido,
viviré con ese lucero;
que de la muerte me ha sustraído,
con amor y mucho esmero.
Dios te bendiga amparito,
y te conceda mucha felicidad;
son los deseos de un amigo,
que te aprecia de verdad.
Jucar 6-12-12