Acuso el recibo de tu sincera obra
sentado a la vera de flores difusas,
con todo el saber de pasantías confusas
con toda la dicha, que de amarte, me sobra,
porque cada fragmento que cala de lleno
donde tu sabes, y no lo provocas,
a cada beso que expira en mi boca
suponte que bebes aquello que es eterno,
elixir de vida, fragancias de rosas
ciertos aromas de frágiles lirios
en tanto y en cuanto preceda el delirio
la faz incorpórea que te hace dichosa,
permíteme un silencio y en ti que se endosa
mi piel absorvente de venas y universos
saber que jamás morirás en mis versos
pues eres eterna cual garúa dichosa,
y en cada viento, divinidad y marea,
mis manos tendrás prestas y altivas
en este acuse que propones cautiva
en esta marca que hoy dejas que vea