Rítmicas, e implacables en sus movimientos
las manos del reloj transforman en memoria
cada instante del lúcido vivir o los somnolientos
irrecuperables segundos, que agendará la historia.
Reloj de ébano, metal, clepsidra o perdido
solar, cuya sombra espera la sentencia
que la imposible mutación de lo vivido
es condena secular, que oculta la conciencia.
Niñez, juventud, y hoy cuando creo es mentira
haber vivido lo que me asombra en el espejo,
esa apergaminada imagen que implacable mira.
No es ilusión, es anverso y reverso de lo viejo
mostrando al tiempo antitético de la suerte,
aliado del reloj, incesante amigo de la muerte.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!