En la triste noche del alma

Meto la llave en la cerradura
y el mundo e hunde.
Tienen un método.
Una quimérica imagen
se diluye en la Noche del Oráculo.
Mientras,
en el incendio,
unas palabras:
”No saldré”
y las llamas les devoran.
Una lágrima lo apagaría,
pero no hay llanto
en la Noche Azul del Olvido.
Avocados al eterno olvido asfáltico,
asfixiante.
A los pequeños bocados de deleite
anárquico.
A las luces en la oscuridad
agobiada.
Violines puntiagudos
perfilan la montaña.
Voces herméticas
tallan la roca.
Las flechas de los acordes lanzadas
hieren y matan a fuego a los incrédulos,
que en el último suspiro
vuelven a creer en la serpiente y en la llama.
Y una luna encendida
rodeada de la corte celestial,
surgida de de sombra del astro Rey
acompaña al cuervo en su volar
por la Noche Oscura del Alma.
Sabes que ya no la verás,
que jamás la podrás volver
a rozar con la mirada.
Que ya no hablarás más con ella
y que del deleite entregado
ya no participarás.
“Ya es tarde”
grita en mitad
De la Noche Negra de la Desesperación.