Inhiestos, con un llanto terrible,
profundo, subterráneo...
a los jóvenes cipreses de la plaza
hoy he visto.
Prisioneros de cemento y de coches,
de bancos para viejos...
de algarabía y risas.
...risas...
Una vez creo los oí reir
-monótona risa...seca...
de campanas antiquísimas y rotas-;
danzar sus hojas a un inaudible compás
de nieve y sal;
y los jóvenes cipreses
bajaron su canto a mi vista.
Pero yo sé que mezclan con su llanto
la lluvia de la tarde,
pues les falta música para sus danzas;
y ríen,sí... ríen mucho
con la alegría del enjaulado jilguero
de alas eternamente replegadas al costado
o del olivo despojado de su fruto...
y apaleado.
Ríen, sí, con una risa
que expande en el aire un sabor a cadenas
y un místico aroma de contenido llanto.
Y cuando la Luna posa sus naves
de plata sobre sus ramas ¡ríen,sí!
más que nunca,
y alargan sus manos a ese bálsamo
consolador, y así quedan suspendidos
y estirados
en una loca esperanza de evasión;
y el redoble de su canto es más fiero
y su llanto más audible.
¡Pobres cipreses de la plaza!
¡Qué de nostalgias inducís en espíritus
desprevenidos que cobijan su soledad
ante tanta soledad!
En esas largas tardes de pueblo
miraros es una bola de sol en la garganta...
y en las noches apagadas,frías,
un jarabe de nieve...
Y cuando algún enamorado graba
en su corteza un corazón se desprenden
de su pena y ríen más
...¡terriblemente heridos!
¿No percibes la pena universal
que en estos tristes y melancólicos cipreses
evocas,mano cruenta, con tu llanto?
pio espejo