Leonor, cuarenta y tres años,
divorciada y resentida,
pues no le ha dado la vida
mas que puros desengaños;
frustrada e insatisfecha,
tiene su vida deshecha
y su armonía ya destruida.
Sebastián, cincuenta y cinco,
pelo ralo y entrecano,
solterón y avinagrado,
torpe como enamorado;
aunque aún se encuentra sano,
el amor se le ha negado.
Coincidieron por un tiempo
ambos en la misma empresa
y en una misma oficina,
el mismo horario y rutina,
pero un abismo de ideas,
de modo y temperamento,
hace inútil todo intento
de conciliar ambas vidas
en un mutuo entendimiento.
Ella, rígida, inflexible,
impaciente, impositiva,
altanera y posesiva,
una mujer "imposible".
El, déspota y egoísta,
un misógino y machista,
con su blindaje invisible.
Así las cosas, no pueden
convivir ni en su trabajo,
su relación conflictiva
mantiene la llama viva
de rencor e irritación;
su obstinada cerrazón
los conduce cuesta abajo,
sin posible solución.
Eduardo Ritter Bonilla.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!