Hacia el amanecer la noche dio otros pasos,
fueron horas gratas que duró en sus brazos,
uno a uno largos minutos contigo compartió
ansioso porque en si se detuviera el tiempo
con exactitud en este momento más feliz.
Miradas conocidas volaban misteriosas
y la tuya con afán evitarlas querías,
te recordaban los controles familiares
o simplemente alejar posibles comentarios
entre quienes admiran tus encantos obvios.
El desespero invadió toda tu alegría,
salir a la villa era lo más importante,
en ella por doquier encontrabas flores,
palomas y silencio de noche clara y tibia,
propia para de nuevo atar dos corazones.
Estar segura cuanto en verdad le quieres,
se logrará establecer el día que regrese
con el corazón dispuesto y en el perdures,
como recuerdo grato y grande que estremece,
al saber que halló al hombre que prefieres.