El niño que llevo dentro
hoy quiere por fin volar,
pues no puedo hacer otra cosa
sino que recordar,
el niño que vive en mí
no para de jugar,
recuerdo claramente
no paro de pensar.
Imagenes que vuelan
y mi mente enriquecen,
tan rápidas casi fugaces
mi cuerpo extremecen.
Recuerdos del pasado
que en el alma florecen.
Recuerdo una persiana,
y una alegre habitación,
recuerdo un niño contento
en su pequeño rincón,
cantando una melodía
sentado en el sillón.
En mi mente también nace
alguien de avanzada edad
con canas , mirada de niño
y con ganas de soñar.
Miraba frustado la tele,
sin nada que objetar
tan solo en su pensamiento
reñía con la falsedad.
Infante agachado
jugando de cuclillas,
recuerdo mis manos pequeñas
tocando mis rodillas.
Inocente imaginante,
sin pudores todavía.
Y allí estaba mi lecho,
empotrado en la pared,
allí dormía un alegre infante
con los recuerdos de mi ayer.
Cierro mis ojos
y aquel infante vuelve a aparecer.
Recuerdo su rostro,sus ojos brillantes
por su inmensa alegría
su pelo oscuro corto y ceñido
que su rostro aún no cubría.
Deseando volar, equivocado
a un mundo de mayores
pensando que con ello
se irían sus temores.
Recuerdo tambien los suaves abrazos
de una madre tierna y enloquecida,
pues sus brazos cogían su cuerpo
todavía lleno de vida.
Hoy muere ese infante,
con todos esos recuerdos
pues el corazón solo permite
vivirlos desde lejos.
Me miro asombrado,
tan sólo , en el espejo
y veo que de ese niño
no quedan ni reflejos.