Duda circunstancial,
que me siegas y apagas,
que no eres visita
sino planta arraigada;
mece el viento mis defensas
tan ineficaces por sus cambios,
que lejos de una estrategia
se torna febril y lesera;
por ello, guían mis pasos,
la fortuna o la suerte
bajo el camino en penumbra
inseguros tropiezos regalados.
Cuanta oferta agradable,
diversa la demanda existente,
una me lleva a verte
y la otra me aleja de ese antes.
Antes y después,
que pronto o tarde cambias,
siendo ya madura
tu crees en mi regazo.
Existencia duradera,
si la muerte no te saluda,
vuelva la gracia a tenerla
y elimine esas dudas pulcras;
mas sino tengo es breva
de sentirte en mi seno.