Violines tocaban sus pestañas amarillas,
azules sus mejillas, en mi rostro juvenil.
Jugaba con el tiempo peinando los faroles,
sacando la sustancia prometida de su escote.
Cuatro son sus décadas de almíbares y fresas,
vestidas de azucenas, su cuerpo sobre mí.
Su boca delicada, colmena de sabores,
llenaba mis espacios, su vientre de colores.
Ella es como el ave que besa las mañanas,
en su pecho las campanas, besando mis labios.
Cálida y céfira como un sueño primoroso,
atado junto al mío, su ombligo esplendoroso.
Mujer de aquellas épocas de románticas luces
entre árboles azules, vinilo y frenesí.
Te busco en las praderas, mi luz de medianoche,
para guardar tu nombre mi bella flor de Abril.
oscar goytia
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!