Muchachita de mi tierra siempre luce perfumada,
engalana tu presencia cuando apunta la alborada.
Eres ninfa de los sueños y musa de poesía inspirada,
al saber de mis deseos, tu inocencia es ruborizada.
En andar cadenciosa se mueve tu hermosa cadera,
vas adulando tu cintura, sin que tú misma supieras.
Tu andar de paloma, exalta más allá de mi quimera,
me prendo en tu estructura y te seguiré donde quieras.
Niña, es tan dulce tu mirar que muestran tus parpadeos,
ilusionan mis antojos, daría por ti hasta lo que no poseo.
Mi exaltación no es extravagancia, son reales mis deseos,
mujercita de mi raza, idealismo extraordinario en ti veo.
Tu mirada límpida, es manantial natura hecho arroyuelo,
y tiene la sonrisa de mi madre, que se llamaba Consuelo.
Encontraras quien te ame, me dijo antes de irse al cielo,
es verdad, en ti hallé amor y eres de mi propio suelo.
Agradezco a Dios por haberte puesto en mi camino,
este anhelante amor quiero brinda con el mejor vino.
La pureza que hay en ti, esta acerca a lo divino,
dale tu agua pura, al mendigo de amor peregrino.
Autor: Alcibíades Noceda Medina