A veces te permito entrar en mis ideas,
como si fueses un átomo de cielo y tormenta,
y es entonces que idealizo cosas nuevas
versos que suponen historia de cenicientas.
A veces te aconsejo y casi sin saberlo
me escuchas y lees mis momentos,
cuan una atenta que sin quererlo
me musitas fiel, a modo de silencio.
A veces te acaricio en sueños de terciopelo
sin saber que orgullo valida mis intentos,
mujer de mis días, que vuelcas en mis hielos
la cálida fragancia que perfuman mis momentos.
A veces tus nubes me recorren en alturas
a través de mis noches, de bohemia imperfecta
y siento el valor de una frágil cordura
que vuela sobre mí, con frases de poetas.
A veces y pidiendo demasiado
valoro tu persona, en mi alma ya desierta,
sin el temor de sufrir los goces del pasado
ni aquella aurora que aún sigue despierta.