Anoche estaba la luna
bella, blanca y plateada
su luz me ilumino
y me sentí, envuelta
en su magia…
Yo estaba en un grupo,
Pero yo, los ignoraba
Y me sentí, aislada,
mi pensamiento en ti,
tus manos, me acariciaban.
Luz de luna, belleza inmensa
tus ojos me miraban,
su luz mágica y brillante,
me trajo tu mirada.
En aquel jardín de flores,
iluminadas por su blanco
resplandor…
sentí tus besos de amor.
Luna de septiembre,
luna de final de verano,
llévale mil besos
a mi amor lejano.
Hubo cantos
de alegría y sueños,
la luna en su inmensidad,
me guiño y me confirmo
que tú, eres mi dueño.
Rosario Ayllón.
Poetisa.