¡Oh Madre, Virgen María
que nos das al Salvador!
nunca nos niegues tu amor,
¡oh Madre, Virgen María!
Por donde ella caminaba
la gracia de Dios fluía.
Ni noches ni sombra había
por donde ella caminaba.
Todo lo que ella miraba
se cubría de belleza
y era un mundo de pureza
todo lo que ella miraba.
Hasta el sol se doblegaba
al paso de la doncella
que era Virgen y tan bella
que hasta el sol se doblegaba.
Ante ella, la misma luna
que le servía de alfombra,
era tan sólo una sombra
ante ella, la misma luna.
Ella siempre sonreía
porque con Dios siempre andaba,
y tanto, tanto lo amaba
que ella siempre sonreía.
Su sonrisa era oración,
su oración era sonrisa
y como a la flor la brisa,
su sonrisa era oración.
¡Ay, los mirlos, los canarios,
si la oyeran cuando canta...!
cerrarían su garganta,
¡ay, los mirlos, los canarios!
Se hizo esclava del Señor
para entregarnos su vida;
¡ay, nuestra Madre querida,
se hizo esclava del Señor!
Se hizo Madre, siendo Virgen
y Virgen fue siendo Madre.
Por un designio del Padre
se hizo Madre, siendo Virgen.
Obra fue del Santo Espíritu
su concepción milagrosa.
Se abrió el botón y fue rosa;
obra fue del Santo Espíritu.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC