Sonreíste anticipándote a mi palabra nerviosa
Y agote fugazmente mi existencia
Para surgir con otra cara.
Quede inmóvil, mutando en infalible metamorfosis,
Con tu sonrisa fijada en estos, mis ojos nuevos;
Estrenando unos labios que asediaban mi discurso hostil.
No despistabas tu mirada fija,
Clavada en mi pupila recién echa.
No te acercabas, ni yo me alejaba
Ni oía palabra alguna con mis oídos reinventados.
Tú no hablabas, yo aumentaba el silencio
Y tu sonrisa petrificada no hacia ruborizar a mis recientes mejillas.
Seguías con esa sonrisa vieja que te dobla los labios
Y en otrora me doblaba el alma.
Y yo con el rostro que me fabrique
(Para que no se me caiga la cara antigua)
Fruncí el entrecejo fresco,
Ajusté la mandíbula tierna,
Refregué mi nariz blanda.
Y me puse dos dedos en la frente
Que ora no esta marchita,
Y seguí mi tranco seguro y sin nostalgia,
Dejando que tu sonrisa vieja
Se caiga a pedacitos.