¡Oh! aquella Triple Alianza ignominiosa,
que destrozó bondades,
que fecundó odio;
hoy lo canta así
la gente del villorrio hispano
y hoy lo siente más
el digno paraguayo,
con la herencia de una lucha
casi olvidada,
que habrá que mantener
para ti
y para mí.
Porque el recuerdo
que nos hace vivir,
corre por las venas abiertas,
salpicando fuego
en los charcos de sangre
de francisco Solano López,
que aún duerme
y sueña sueños pesados
de una tierra mal repartida,
que levantará
su voz de alivio,
cuando el valor se torne fecundo
y se sueñe una nueva alianza,
alianza libertadora
de todos los latinoamericanos.