Qué fácil es, juzgar al pròjimo;
pero, qué fàcil, hacerlo sin razòn;
qué fácil, ver la paja en el ojo ajeno,
y nó,la viga que hay en el nuestro.
Que fácil, convertinos en beatos,
y mirar con desdén a los demàs;
sin primero, otear nuestros pecados,
que ensucian sin saber: nuestras almas.
La vida no es un parque de diversiones,
sino un curso de continuo aprendizaje:
todos los seres humanos cometemos errores,
y nuestro deber es perdonar y perdonarnos.
yo invito a que tire la primera piedra,
a aquel ser, que estè libre de pecado:
y al humano que peque y se arrepienta,
que se sienta feliz de haberlo logrado.