Como flecos amarillos
Revolotean muy lacios
En los campos llanos
Simulando ser, trigos dorados
Mis cabellos, tibios…
El viento los va peinando Acarician, lánguidos, sobre tus manos
Cayéndose, como hilos sagrados
Que ansían ser desbordados
Entrelazados y Enredados
En derredor de tu cuerpo
“Cuando tu piel, a la mía, se haya pegado”
Explotando grave tu voz, en una oración sublime
En el canto consagrado!.. Y hasta el aire se extasíe
E irremediablemente termine! Siempre al lado mío, deseando que nuevamente, te enciendas!
Y de ese Ardor con Amor, te delires, te aniquiles, en una nueva contienda
María Verónica García