Ayer caí en la cuenta que te quiero,
sin causa, sin razón y sin medida,
llegando hasta arriesgar mi propia vida,
y no contarte, amor, cuanto me muero.
Amarte con silencio y desespero,
adormeciendo el ansia contenida,
y suturar a ratos esta herida,
para entregarte el corazón entero.
A veces yo quisiera confesarte,
la forma inigualable en que he llegado,
en que he llegado, amor, a idolatrarte.
Y viendo transcurrir mi desespero,
regreso nuevamente aquí, a tu lado,
volviéndome a callar cuanto te quiero. Alberto Madariaga a Wendy 12 de Marzo de 1998