Sentí mi cuerpo relajarse con placer, en la suave cuna de tus brazos; y mi cuerpo frágil , olvidado de los fríos y temores, permitió cerrar mis párpados; te sabía grande; me sabía pequeño a tú lado; mis tímpanos se llenaron de arrullos celestiales provenientes de tú bella e inmaculada voz, su sonoridad hizo dibujar en mis retinas luces arco iris, inimaginables; por ello, a pesar de ese sueño pesado que había vencido la resistencia ofrecida por mi, nuevamente abrí mis ojos; desesperadamente prense con mis manos tu seno y con fruición libe de aquel néctar único y maravilloso. Para ti, sólo un momento, amamantarme. Para mi, jamás podré olvidarlo, mamá.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!