En juego intrincado no soy campeón
ni a los verbos encuentro conjugación.
Al juego del ajedrez voy en una dirección,
busco la reina, siendo siempre peón.
Heredo un jardín de tierra baldía
y una llave que encierra mi sentimiento,
también el amor quedó es ese laberinto
Noceda de ayer, de antaño abadía.
También sé de las dulces cavernas,
donde inició mi corazón sus latidos,
desde entonces estrené dos apellidos,
uno, llegó del mar buscando sirenas,
el otro es: pura sangre de esta tierra.
En este laberinto mi mundo se cierra.
Autor: Alcibíades Noceda Medina