Nuestras palabras, ¿a quiénes fueron fieles?
Brilla hipocresía cuando empieza amanecer,
los disfraces aguardan en los anaqueles,
jades de tiempo antaño, viste nuestro querer.
De calamidad y angustia se arropa mi alma,
ni el néctar de tus labios no podrá revivir.
Tu nívea sonrisa a la marioneta le pide calma
fantochada de siempre ya no puedo aplaudir.
De ignorancia trato de salvar mi propia agonía,
de las mentiras en poema que tu amor me regaló,
que en tu voz llegó al corazón cual melodía,
hasta lo plagié, pero la farsa pronto se reveló.
Conversamos como dos personas prudentes;
adelantamos una vez más nuestra ignorancia,
qué vergüenza, seguimos siendo adolescentes
con fáciles palabras surgen nuestra imprudencia.
Autor Alcibíades Noceda Medina