En las fronteras de la vida
retrocede la conciencia
con temor y con respeto
ante la puerta entreabierta
que conduce a un "más allá"
brumoso y desconocido.
En las fronteras de la vida,
ante ese portal ignoto,
se estremece el alma toda
y el ánimo se quebranta
y se aferra a seguir hollando
con su paso vacilante
los caminos de la tierra,
tantas veces recorridos,
y no el túnel tenebroso
y callado que ve delante.
En las fronteras de la vida,
en medio de extrañas voces
y un misterio impresionante,
el alma siente el llamado
del confín del universo
para pasar a otro reino
de blancura deslumbrante;
ahí la esperan los seres
que con un gesto amoroso
y una paciencia infinita,
encaminan a las almas
hacia otra vida triunfante.
En las fronteras de la vida,
todo lo que se ha vivido
adquiere pleno sentido,
claro, lógico, brillante.
Sólo entonces se libera
de las mundanas cadenas
el alma, libre de penas
y emprende el vuelo, impaciente,
para dormir dulcemente
hasta recobrar sus fuerzas
después de un tiempo prudente.
Entonces despierta un día
en medio de una sinfonía
de cálidas vibraciones,
repasa lo ya aprendido,
hace balance y comprende
y con ánimo decidido
se apresta a dejar su nido
y a reiniciar otra vida
en un mundo nuevo y distinto,
pletórico de experiencias
que le serán necesarias
en un futuro distante.-