Memoria tengo y gracias a Dios...
no la he perdido.
porque rasguñé odios, porque
no pude emancipar los dolores,
y en cada trago amargo de jugarme
la vida, la gratitud a los camaradas
de siempre, a los muertos y a los vivos.
Memoria tengo de Giubileo, del
Angel de la muerte y de Cabezas,
del espanto de un borracho
que tuvo su guerra
en un vaso de whisky sin proezas.
Memoria de aquellos niños
que por los boletos infames,
tuvieron su noche de lápices
cuando los arrancaron del cariño.
Memoria aún tengo, de la AMIA,
de los gritos y de la Embajada,
de los pozos húmedos
donde el bastardo era procer,
donde se escupía...
fuego por la mirada.
Memoria por la Madres
de la plaza ensortijadas,
peleando el derecho
a ver el cuerpo de sus hijos,
peregrinas del sudor,
baluartes sin crucifijos.
Memoria no me falta,
intacta vuela en mis cielos...
Memoria de la noche
sedienta de dolor y de desconsuelos.