Tu me besabas como una posesa y
al oído me susurrabas mientras mordías,
los lóbulos de mis oídos que, al mismo tiempo me decías sigue amor y
no pares hasta hacer que me sienta mujer,
amante, princesa y la diosa del amor a la vez.
Porque cuando hicimos el amor,
sentí en mi cuerpo lo que nunca había,
sentido como mujer en mi cuerpo,
desde que el amor que me has engendrado, porque no podría sentir, sin sentirte,
dentro de mí, de mi ser previamente y
que aun quiero continuar sintiéndote.
Te susurré al oído los más maravillosos,
gemidos sordos y los besos que, acariciaron los adentros de tus genitales, de tu corazón y de tu alma agotada, por el cansancio del galope desbocado,
que tuvimos al hacer el amor.
Porque has enseñado a mi cuerpo a,
sentir el amor, a mí a sentirme mujer,
ahora sé muy bien que la carne es, tan sólo una parte de la pasión, del deseo y mi deseo es vivir y sentirte dentro de mí,
eternamente siempre y a tu lado.