Las cosas más preciadas de mi vida
se han ido acabando.... y en el fuego
del placer se consumieron como sonrisa
de niño cuando duerme.
Los años han pasado, lentos,
llenos de furor y amargura como un
infierno seco.
En esta vida en que las llamas petrificadas
me sostienen, bajo el temblor del
cielo azul, camino paso a paso,
como fuga de sangre.
De pronto todo es silencio, como el
silencio de la piedra y la flor, como un
silencio flotante que asemeja el humo,
como agua que olvida.
Y... en instantes pienso verme cobijada
entre tus brazos, como un gran sueño y
en lugar de lagrimas y reproches,
reir... solo reir.