Cuando camino por la densa senda de la vida
Y decido pararme ya a reposar, a olvidar y buscar,
Compactarlo todo en un sol ardiente,
Te encuentro entre las espinas afiladas.
Posas en el aire, escondida entre hoja y filo
Entre cuchillos y brochas
Entre verdes y negros.
Atractivamente soñolienta y descansada.
Te cojo fácilmente, más de lo que esperaba
Te acaricio y me sorprendo!
No hay sangre en mis manos.
Ni un nuevo rasguño ni punza en mi corazón desnudo.
Demasiado rápido y fácil.
Demasiado perfecto y brillante.
La verde hierba del prado te invita a reflexionar
Pensar y valorar, mientras la brisa acaricia tus manos.
finalmente, como temías,
por desgracia y abatimiento,
abres los ojos secos y tristes
miras el campo y a tu flor.
Piensas más alla de hoy.
Tal vez mañana llueva,
Quizás hoy mismo una tormenta me sorprenda.
O tal vez deba esperar años hasta ver una sola gota más.
Y lentamente, andando, muerto,
Desapareces como una nube oscura en el horizonte.
¡Que esa no era tu esperada flor!
¡Y te das cuenta, que esa no era tu Rosa Azulada!
¿Donde estas que ya no escribes? ¡ dinos que ha sido de ti!, es quizas que no pecibes el vacio que hay aqui.