Los fantasmas de la memoria.

Cada imagen de los fantasmas silenciosos
que devoran la mente en cada noche clara
simulan esconderse entre pérfidos colosos
de brumas que a distancia no nos dicen nada.
Y al descubrir sus halos intrépidos y ansiosos
rebuscan la memoria trayendo pensamientos
mienten de verguenza y atentan sigilosos
muestran sus debacles en cada sentimiento.
Callan por desidia y se amparan en nosotros
inmunes mortales que accedemos a sus ritos
nos gusta deshacernos de aquello que los otros
confían a distancia y perforan con sus gritos.
Son esos filibusteros fantasmas que la memoria
guarda en retroceso cada vez que los alientan
desde alguna introspectiva secuela de la historia
que todo humano tiene y de ella se alimenta.