Apago la luz,
y busco distraido tu boca,
tu rostro perfumado,
tu semblante perdido entre sombras,
vislumbro un mar enamorado,
un paraiso buscado,
hecho de caminos silenciosos,
de sonrisas en el tiempo esfumadas.
Apago la luz,
y mis dedos rodean,
la sombra de tus labios,
dulce contorno de mis ilusiones de amor,
de vida encontrada en tu rocío,
fin de una búsqueda de verdad azul,
de estrellas de fuego,
que aún en la oscuridad,
reflejan en tus ojos,
todo el brillo de mi historia,
de mi existencia dormida.
Apago la luz,
y a tientas,
guiado por el fuego de tu piel,
penetro en tu jardin de rosas,
en el sendero de tu boca,
galopando sediento,
buscando el abrazo de tu cuerpo,
que se eleva sobre la noche,
encima de mis palabras,
rompiendo todos los silencios.