Mamá.
Cuatro letras solamente
pero que encierran sentimientos
de fuerza, valentía, ternura,
amor.
Mamá.
Se fue y no pude hablarle,
no pude ver la ternura en sus ojos
iluminándome de amor
una vez más.
No pude decirle cuánto la amaba.
Lo sabía, lo sé, pero quería decírselo.
Mamá.
Ya no estará para contarme
una vez más, como cada año,
las peripecias, el dolor,
la expectación sentida
del día en que nací.
Ya no estarán sus brazos
para refugiarme en ellos
cuando la tristeza invada mi alma.
Ya no estará para contarle
de mis miedos y alegrías,
pero sé que ahí donde se encuentra,
en ese lugar infinito,
junto a Dios,
sus bendiciones guiarán mi vida,
aliviarán mis miedos,
mis temores,
mis sinsabores.
Por que usted, mamá,
siempre vivirá en mí,
en mi pensamiento,
en mi entorno,
en mi corazón.
Descanse en paz.